Cuando la lucha contra la COVID-19 no entiende de jueces ni tutelas, sino de apoyo y compresión

El trabajo con personas tuteladas durante la COVID-19 ha sido especialmente complicado. Esto se debe a que se trata de un colectivo con dificultades especiales. La situación ha obligado a los profesionales de ASAPME a hacer un esfuerzo extra de adaptación y apoyo

Tras la experiencia de restricción de libertades que hemos sufrido todos durante la pandemia, la sociedad debería ser capaz de sensibilizarse y empatizar más con algunos aspectos de la vida de una persona tutelada 

Los cambios del Covid 19

No cabe duda de que este año viene marcado por la COVID-19 y sus consecuencias. Una tragedia que recordaremos con rabia y dolor, pero que esperamos se quede en eso: un mal recuerdo. Sin embargo, las consecuencias de la pandemia van a perdurar y ya hay quien dice que el coronavirus marcará un antes y un después en nuestras vidas. Este año significa cambio. Cambio en nuestra forma de pensar, sentir, actuar, de relacionarnos… También implica un cambio en nuestro modo de comprender a los demás, de probarnos mejor los zapatos ajenos ya que, en estos meses, algunos de ellos han sido nuestros.

Estado de Alarma

Durante este estado de alarma, con su anterior periodo de confinamiento y la desescalada actual, hemos afrontado situaciones difíciles, nuevas y que escapan a nuestro control. En el proceso de adaptación, hemos compartido emociones sobrevenidas (miedo, frustración, rabia o desesperanza) al experimentar limitaciones en nuestro día a día que hasta ahora creíamos imposibles: inaccesibilidad a recursos y servicios, restricción de horarios y aislamiento y soledad para quienes se encontraban solos durante la etapa de confinamiento.

Servicio de tutelas

Pero, ¿qué sucedería si estas limitaciones temporales formaran parte de nuestra rutina? Desde ASAPME prestamos apoyo a personas que, por diversos motivos, están tuteladas para garantizar su seguridad y protección. Son aquellas que tienen serias dificultades para autogestionar su propia vida y la defensa de sus intereses. Ante su vulnerabilidad, y para evitar su indefensión, un juez puede determinar su incapacitación y determinar quién será la persona o la institución que vele por su seguridad, salud, patrimonio y calidad de vida. El grado de incapacitación puede conllevar limitaciones en algunas decisiones sobre su vida (curatela) o en todos los ámbitos (tutela).  Afortunadamente, muchos cuentan con un apoyo sólido y una adecuada red social.

Sin embargo, un gran número carece de estas redes tan necesarias para el bienestar, por lo que, en nuestra Comunidad Autónoma, el Gobierno de Aragón, a través de la Comisión de Tutela y Defensa Judicial de Adultos, asume el amparo de estos casi mil casos. Y es a ellos a quienes dedicamos cada día nuestra atención en ASAPME. Nuestra labor consiste en el apoyo y acompañamiento en todos los ámbitos de su vida, desde aquellas habilidades básicas relativas al autocuidado hasta las más avanzas y que posibilitan una plena integración en la sociedad, como la supervisión del domicilio, compras habituales, citas médicas o gestión de documentación, entre otras. Entre todas estas funciones, una de ellas resulta especialmente vital: ofrecer soporte emocional, haciéndoles saber que permanecemos a su lado cada día.

Y ello, no podría llevarse a cabo sin profesionales que trabajan con los valores humanos más necesarios en la atención a colectivos desfavorecidos como son la empatía, el respeto y la estima. Un equipo que se sabe garante de la calidad en la atención y de la defensa de sus derechos; porque son vidas truncadas las que están en juego. Y que la humanización de su intervención proporciona la estabilidad, seguridad y autoestima necesarias para mejorar su autonomía y vida independiente.

Tutelados en tiempos de COVID

Aumento en sus dificultades

Para estas personas, el estado de alarma ha supuesto un aumento en sus dificultades diarias ya que las restricciones impuestas han impedido en numerosas ocasiones nuestro acompañamiento habitual. Esto ha provocado que, de forma repentina, tuvieran que afrontar en solitario actividades que antes hacíamos a su lado.

¿Qué hacemos si no podemos ir a casa de “Juan” (recién tutelado y que no entiende el porqué de su situación y menos aún en este tiempo de COVID) para proporcionarle, al menos, nuestro apoyo emocional?

Adáptate a las circunstancias

Desde ASAPME, en estos momentos tan difíciles hemos puesto en práctica uno de los consejos incluidos en nuestro decálogo por una plena salud mental: “Adáptate a las circunstancias”. Así, hemos invertido todo nuestro esfuerzo en adaptarnos a esta nueva situación, poniendo en marcha diferentes alternativas y haciendo todo lo posible por mantener nuestro apoyo y compañía. En definitiva, haciéndoles saber cada día que estamos a su lado.

Así que, “Juan”, ha estado acompañado porque le hemos llamado para ver qué tal estaba pasando el día y hemos “charrado” con él, le hemos acercado la compra si así lo necesitaba, le hemos acompañado a hacerse una radiografía y le hemos explicado que esto lo pasamos juntos, que nos debemos de cuidar cada uno para el cuidado de todos.

Dificultades y adaptación

Si ya de por sí no es fácil vivir coartado estando tutelado, esta situación se ha visto agravada por la pandemia. Consultas médicas vía telefónica o directamente anuladas, ausencia de ocio y socialización, limitación horaria para salir a la calle… Pues vale #Nosquedamosencasa, pero no de brazos cruzados, sino más activos que nunca. Y nos adaptamos a “cualquier normalidad”.

Así que, “Juan” va a seguir acompañado en la desescalada, va a salir protegido a la calle, pues vamos a proporcionarle una mascarilla para él, estaremos con él en la llamada de su médico y le acompañaremos a la farmacia.

Nueva Normalidad, Normalidad, futura normalidad… ¡Nos adaptaremos y mantendremos la distancia, pero siempre Unidos!

Jorge Arbizu Remiro, coordinador del Servicio de Tutelas de ASAPME